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Krause Clarisse, an architect at Cobloc Architecture, presents the model of the project on her tablet, at the Sèmè-One building, an incubator for Beninese start-ups, in Cotonou on July 8, 2020. (Photo by YANICK FOLLY/AFP via Getty Images)

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El impacto de una ideología californiana en África

Cómo las ideologías de Silicon Valley respecto a los emprendimientos ajustados y teoría del empujón han dado forma al sector del desarrollo en África.

by Andrea Pollio
Published on 30 de mayo de 2024

Durante el curso de 2024, el Fondo Carnegie para la Paz Internacional y la Ciudad de Los Angeles convocaron a más de una docena de sesiones de escucha para apoyar el desarrollo de la ciudad de su estrategia de comercio e inversión en África por primera vez. Las sesiones de escucha aportaron nuevas voces, perspectivas y geografías directamente al proceso de elaboración de políticas. Como apoyo a estas sesiones, académicos seleccionados desarrollaron ensayos exploratorios sobre las conexiones entre California y África. Estos ensayos tienen previsto informar las consideraciones para elaboración de políticas y para identificar posibles cuestiones para consideración futura en el desarrollo y análisis de las conexiones entre California y África. Son expertos y experimentales a la vez e intentan no solo dar forma a la política, sino también generar una doctrina adicional.

En todo el mundo, Silicon Valley no solo es el apodo para el área mayor de Bay Area en el norte de California. También es una metáfora para la economía digital en general y un instructivo para replicar el éxito del ecosistema californiano en otros lados. Desde Silicon Plateau de Bangalore hasta Hardware Valley en Shenzhen, se toman y se readaptan en geografías alternativas las lecciones y modelos de innovación empresarial de Bay Area. En África también, abundan estas réplicas de Silicon Valley: Lagos tiene a Yaba Valley, Nairobi, Kigali y Kampala son el Silicon Savannah de África, Ciudad del Cabo es el Silicon Cape del continente. Mucho más que solo ejercicios de marcas, estos apodos capturan además la aspiración de que los emprendimientos tecnológicos africanos acelerarán el desarrollo económico, crearán trabajos y tratarán los problemas de siempre de pobreza y marginalidad económica. Finalmente, los centros de innovación de África articulan las promesas de transformación de la economía digital. Pero, ¿cómo este consenso en cuanto al instructivo de Silicon Valley llega a lugares tan distintos como a Accra, Cairo y Lagos?

Para responder a esta pregunta, este ensayo hace una reflexión en cuanto a la movilidad de lo que los críticos culturales Richard Barbrook y Andy Cameron etiquetaron famosamente como la “Ideología californiana” una creencia compartida en las promesas de emancipación y posibilidades de tecnología digital.1 La ideología californiana prepara la narración de sí misma de Silicon Valley, pero también se traslada a lugares inesperados, incluyendo el campo de desarrollo en África, en donde las teorías y novedades de Bay Area están transformando de manera radical los experimentos del mercado con prácticas antipobreza. Basándome en mi trabajo de emprendimientos digitales que, prometen de una vez, generar riqueza y “hacer que la pobreza pase a la historia” en África (como dice el dicho), esta sección ilustra algunas de las conexiones entre la vida económica californiana y africana, siguiendo ideas móviles acerca de la tecnología y los emprendimientos.

Crisis de desarrollo

En el otoño de 1999, la denominada Batalla de Seattle marcó un momento decisivo para el mundo del desarrollo internacional, el sistema de asistencia financiera que ha prescrito políticas e intervenciones económicas en el denominado mundo en desarrollo. Los estudiantes, grupos medioambientales, sindicatos laborales y otras organizaciones a nivel de comunidad se tomaron las calles de la ciudad para protestar por una reunión ministerial de la OMC (Organización Mundial de Comercio) que estaba prevista para negociar algunos nuevos acuerdos de libre comercio para el nuevo milenio. Menos de un año después, las demostraciones se movilizaron a Washington, DC por ocasión de las sesiones anuales del FMI (Fondo Monetario Internacional) y del Banco Mundial. Aunque los protestantes se han reunido bajo la etiqueta del movimiento antiglobalización,2 sus críticas trataron finalmente estas organizaciones de desarrollo Bretton Woods.

Las demostraciones argumentaron que el desarrollo, la manera en la cual lo ha hecho el FMI y el Banco Mundial, han servido a los intereses de corporaciones de occidente y ha hecho muy poco por sacar a la gente de la pobreza. Esta perspectiva hizo eco en el punto más amplio que los académicos habían tratado durante algún tiempo: el flujo de dinero de ayuda hacia proyectos de infraestructura y vinculados a ajustes estructurales (privatizaciones y cortes en el gasto estatal) no había funcionado, especialmente en África. Por el contrario, el desarrollo había hecho de la pobreza un tema técnico en lugar de una intervención política.3 Los académicos no estaban solos en cuanto a sus críticas de desarrollo. Ya en abril de 1980, algunos líderes africanos se habían reunido en la costa nigeriana bajo los auspicios de la Organización de Unidad Africana, un precursor de la Unión Africana y redactó de manera colectiva el Plan Lagos 1980-2000.4 Formulado con una teoría de dependencia, en pocas palabras, una interpretación de que el subdesarrollo era conveniente para las economías más pudientes en el centro del sistema capitalista global, el plan fue un rechazo público de las políticas fiscales que posteriormente se conocerían como un ajuste estructural y un llamado para desvincular las economías africanas de las prescripciones del sistema Bretton Woods.

La Respuesta del Banco Mundial al Plan Lagos en los 80, capturado de mejor manera en el Informe Berg, 5—duplicó su ajuste estructural, pero para el año 2000, esto ya no era posible. Fue necesario un nuevo paradigma, y tanto las organizaciones de desarrollo como las denominadas naciones en vías de desarrollo adoptaron una filosofía de fortalecimiento a través del emprendimiento.6 A pesar de que muchos programas de ayuda continuaron según lo regular, se formó un nuevo consenso en torno a la idea que las formas de desarrollo más empresariales estaban mejor adecuadas para tratar los predicamentos del mundo post-colonial. Las microfinanzas ofrecieron el ejemplo más celebrado: si las personas pobres, especialmente mujeres pobres, eran vistas como empresarias que ameritaban una asesoría financiera, entonces se las podía ayudar para que se ayuden a sí mismas y, a cambio, fomentar el crecimiento económico.7 Este método coincidía con los escritos de los economistas influyentes como Hernando de Soto y C.K. Prahalad, quienes defendían, en distintas maneras, el reconocimiento de las economías informales como cunas de la innovación frugal y el potencial de emprendimiento.

Finalmente, la crisis de la práctica del desarrollo tradicional inauguró un periodo de nuevos experimentos de mercado en el sur global, y en particular en África. Como lo escriben las antropólogas Catherine Dolan y Dinah Rajak, estos experimentos reflejaron “un cambio en la industria de desarrollo más amplio desde los grandes esquemas de la reestructuración macroeconómica y la transformación social que alguna vez dio lugar a los sueños nacionales de modernidad, hasta el individuo emprendedor como el catalizador de la mejora humana y el crecimiento nacional.”8 Sin embargo, queda una pregunta por responder. Si el desarrollo tuviera que cambiar de proyectos de infraestructura y política macroeconómica a delegar a los empresarios, ¿qué herramientas, técnicas y tecnologías podrían ser necesarias para capacitar a las personas en África como empresarios? ¿Ayudarlos para que se ayuden a sí mismos? Aunque los economistas como de Soto, Prahalad y otros tienen sus propias respuestas, vino otra contestación de un lugar inesperado: el soleado y bullicioso Silicon Valley.

La ideología californiana y los dispositivos aéreos

Al igual que la industria de desarrollo experimentó su propia crisis de legitimidad al cambiar el milenio, Silicon Valley también había pasado por sus propias oleadas de crisis y resurgencia, primero a fines de los años 70,9 y nuevamente al inicio del año 2000 con la burbuja del punto com y el impulso suficiente y la subsiguiente caída que eliminó a muchas compañías prometedoras de software. A lo largo de este tiempo, un mito colectivo de pertenencia y resiliencia emergió como una de las identidades de Silicon Valley. Esta era la “ideología californiana” una combinación única del utopismo contracultural y libertarismo del libre mercado.10 Las elites de Bay Area promocionaron una visión del mundo que “combinaba de manera promiscua el espíritu informal de los hippies y el entusiasmo empresarial de los yuppies.” En el centro de ello se encontraba el supuesto poder liberador de los avances tecnológicos y su capacidad de arreglar las heridas sociales. De manera más reciente, se ha denominado a este optimismo tecnológico como “solucionismo tecnológico”.”11

Uno de los padres de esta ideología fue el futurólogo Alvin Toffler, quien construyó puentes ideológicos entre California y Washington D.C., cuando su pupilo Newt Gingrich llegó a ser hablante de la casa blanca a mediados de 1990. Más de una década antes, Toffler había capturado hábilmente el espíritu de la época de los días iniciales de Silicon Valley en La tercera oleada, un libro que teorizaba la evolución humana a lo largo de tres oleadas de cambios radicales, la última de las cuales, junto con la inevitable obsolescencia del estado en la era de la información, era el final definitivo de los avances tecnológicos. En uno de los capítulos más discutidos de La tercera oleada, Toffler argumentaba que las tecnologías de conectividad permitirían que los países más pobres “saltaran por encima”, lo cual significaba saltarse la fase de industrialización y pasar directamente a la era de la información. Para conjurar esta visión, Toffler describió los dispositivos aéreos que traerían la conectividad a regiones rurales y remotas del mundo en vías de desarrollo. Avanzando en el tiempo casi cuarenta años, estas imágenes futuristas y etéreas se volvieron un verdadero proyecto de desarrollo, con globos de Google inflados con helio ofreciendo internet de banda ancha a la región rural de Kenia y otras regiones sin salida al mar en África.12

Pero aparte de estos paralelos anecdóticos, que son casi una caricatura de las maneras en las cuales la ideología californiana aterriza en África, muy literalmente, existen otras razones importantes del por qué las culturas de Silicon Valley de emprendimiento funcionaron bien para el sector del desarrollo en África, en un momento en los que otros modelos de intervención se cuestionaron. Muy recientemente, tal como lo he argumentado anteriormente, las teorías neoclásicas de eficiencia estática dominaron el campo del desarrollo.13 Con pocas excepciones, los economistas tenían poco que decir acerca de los empresarios.14 Y ofrecieron incluso menos respecto a cómo convertir a personas ordinarias en gente de negocios incipiente, arriesgada y con capacidad de crear trabajos. Por lo tanto, cuando la industria del desarrollo cambió su enfoque a una delegación empresarial como catalizadora del crecimiento económico y antipobreza, los expertos no tuvieron mucha teoría a la cual recurrir, aparte de las doctrinas de economistas neoliberal como de Soto. Mientras tanto, los evangelistas de Silicon Valley habían desarrollado su propio precepto de escritura y pensamiento respecto a lo que constituye un empresario. Estos trabajos no constituyeron una teoría completamente desarrollada,15 pero consistieron más de una constelación de novedades administrativas, libros de autoayuda, guías instructivas y otros manuales de reflexión los cuales, como un todo, sostuvieron el punto de que el emprendimiento no es innato, pero necesita nutrirse y cultivarse.

En otras palabras, el optimismo tecnológico que emana de Silicon Valley ha alcanzado el mundo del desarrollo de África en dos maneras interrelacionadas. Por un lado, la tecnología por sí sola parece tener el poder de resolver dilemas imposibles. Desde lámparas solares hasta sorbetes purificadores de agua, desde computadoras cuadradas del programa Una laptop por niño16 hasta los globos de Google, estos “dispositivos de pequeño desarrollo”17 mantienen la promesa de fijar sistemas rotos en dominios intencionadamente dominados por fallas crónicas del estado en todo el continente y más allá. Por otro lado, junto con las soluciones tecnológicas se encuentran los puntajes de posibles empresarios africanos (y planificadores del estado) que pudieran ser capacitados utilizando los mismos mecanismos de conocimientos que produjeron algunas generaciones de emprendimientos y gigantes tecnológicos californianos. Un buen ejemplo es el mismo Banco Mundial. En 2017, la institución de desarrollo lanzó un acelerador piloto pan-africano, XL África, para ampliar emprendimientos de alto crecimiento que estaban prestando servicios críticos y generando ingresos creando al mismo tiempo empleos. En pocas palabras, el Banco Mundial copió el modelo ofrecido por la firma de capital de riesgo Y Combinator, la cual sembró plataformas bien conocidas como Airbnb, Reddit y otros gigantes tecnológicos de Bay Area, para fomentar compañías de desarrollo digital las cuales, al igual que las lámparas solares, estaban previstas para funcionar bien (generar ingresos) haciendo una buena obra al mismo tiempo (generar trabajos) en África.

Por supuesto, la ideología californiana tiene riesgos: en primer lugar, a menudo está convenientemente ciega de los costos ocultos y pasados discriminatorios del capitalismo de Silicon Valley.18 Además, esta ideología libertaria también ignora intencionalmente el papel que jugó el presupuesto estatal de los EEUU en la subida mundial de Silicon Valley como la capital tecnológica del mundo.19 Pero esta ideología, con su optimismo, mantras y técnicas empresariales infundidas por la tecnología, ha transformado e influenciado aun así los experimentos económicos de desarrollo en África.

El método Running Lean en África

Durante mi investigación inicial en Ciudad del Cabo, encontré a un empresario tecnológico autodidacta quien dormía todas las noches con una copia del libro Running Lean de Ash Maurya en su velador. Dentro del libro, mantenía una copia impresa doblada de “lean canvas” una plantilla que permite que los empresarios apliquen el denominado método “lean” para sus propias compañías (véase la figura 1). Había llenado cada casilla de la plantilla y volvía a revisarla mientras soñaba con el futuro esperanzador de la rentabilidad y un cambio social que manifestaba su emprendimiento.

Tanto Running Lean como Lean canvas son ramificaciones de la máquina de publicaciones iniciada en 2008 por Eric Ries, quien desde entonces ha comercializado el concepto de “lean startup” y se ha convertido en el autor con más venta con un volumen de similar dimensión. Siendo el mismo un empresario e inversionista, Ries se encuentra entre los evangelistas más conocidos de la ideología californiana que hizo un boom luego del punto com. Específicamente, a través del lean startup, Ries dio un nombre a una tendencia que había informado casi una década de nuevas compañías de Silicon Valley que emergían de las cenizas de la burbuja tecnológica. Utilizando un término que había sido utilizado por los académicos de la administración para describir las diferencias entre el sistema de producción Justo a tiempo de Toyota (lean) y la producción masiva de Fordist, Ries destacó un cambio en el método de nuevos emprendimientos digitales. Al igual que lo había hecho el gerente de producción de Toyota, Taichi Ohno, en el siglo veinte, los emprendimientos posteriores al punto com, habían reconocido la necesidad de entender mejor y llevar un control de sus errores y sus clientes.

Figura 1. Hoja de trabajo “Lean Canvas”

Fuente: Lean Canvas está adaptada del modelo comercial Canvas y está autorizado bajo la licencia de Attribution-Share Alike 3.0 Un-ported de la organización Creative Commons.

A través de algunos estudios de casos, Ries ofreció un manual instructivo para empresarios inexpertos que deseaban “llevar ideas a productos, medir cómo respondían los clientes, y luego saber si dar o giro o perseverar.”20 En particular, Ries explicó, que las claves para un emprendimiento exitoso eran la experimentación constante y las cuidadosas medidas de cada paso, especialmente a través de pilotos de la vida real. Desde entrevistas a clientes hasta protocolos para prototipos, Ries y sus acólitos, incluyendo al autor de Running Lean, desarrollaron un conjunto de técnicas que estaban previstas para ayudar en la fase del emprendimiento de empresarios dispuestos. Estas técnicas han recorrido el mundo de los emprendimientos digitales en todos lados, pero su alcance va aún más lejos. Han sido adoptadas cada vez más por ONG humanitarias, organizaciones de desarrollo, cooperativas y empresas sociales. Después de todo, Lean Startup se alinea de cerca con la necesidad práctica de fomentar capacidades empresariales tanto a niveles organizacionales e individuales.

Ha germinado toda una industria de consultoría de desarrollo a partir del método Lean startup.21 Consultores, expertos e inversionistas providenciales utilizan estos métodos para todo tipo de capacitaciones. Enseñan a las ONG cómo hacer prototipos de soluciones tecnológicas, cómo comprobar la experiencia del usuario, cómo validar los supuestos financieros y cómo compilar información relacionada a todo el proceso. En InfoDewv, la plataforma del Banco Mundial para dar soporte a pequeños innovadores en África y otras regiones del sur del mundo, Lean startup es una parte oficial del contenido. Se diseñan clases maestras completas para enseñar el método Lean a funcionarios del gobierno africano. Y más allá de los expertos y los evangelizadores, los libros del método Lean están disponibles para cualquiera con una conexión de internet. Las plantillas se pueden descargar. La gramática del método lean es un lenguaje compartido: un empresario social keniano puede presentar su producto viable mínimo (MVP) sin dudar que un inversionista de impacto de Silicon Valley conoce exactamente lo que es un MVP.

Pero, ¿por qué el método Lean startup es tan poderoso en el dominio del desarrollo y más allá del campo más restringido de los emprendimientos digitales? Desde un ángulo, es fácil ver cómo estos métodos Lean encajan perfectamente con la necesidad de generar empresarios capaces que puedan generar soluciones tecnológicas útiles y crear trabajos cuando exista una necesidad desesperante de ambos. Sin embargo, desde otro ángulo, el método Lean startup también responde al deseo de evaluar a consciencia, por medio de pruebas de control aleatorias, si las intervenciones de desarrollo rinden en primer lugar resultados. Este método experimental ha sido apoyado por muchos, pero en particular por Abhijit Banerjee y Ester Duflo, dos de los fundadores de Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL), una organización que administra pruebas basadas en métricas para evaluar si las iniciativas de reducción de pobreza, ya sean llevadas a cabo por el Banco Mundial o por el sector privado, cumplen con sus objetivos. “Necesitamos evidencia,” explicaron,22 y unos cuantos años después llegaron a recibir el memorable Premio Nobel en Ciencias Económicas. Su método consiste en la sección de grupos de control y compilar información correcta relacionada a experimentos para reducir la pobreza.

En otras palabras, el método Lean startup y los métodos J-PAL están notablemente alineados, aunque provienen de distintos campos. Durante muchos años de investigación, me he encontrado con algunas organizaciones y emprendimientos que intentaban combinar estos dos modelos para obtener ingresos y hacer un bien social.23 El método lean startup era, desde su perspectiva, una manera de poner en operación los valores experimentales de pruebas aleatorias y llevar un control de su impacto. Tal como lo he redactado anteriormente, “ambos métodos defienden los modelos de la vida real, guiados por métricas. Ambos hacen énfasis en la importancia de entender los errores y corregirlos antes de que sea demasiado tarde. Ambos métodos también se predican sobre la base de una crítica de la tecnocracia. Aunque Banerjee y Duflo tratan la perspectiva descendente de los burócratas del desarrollo, Ries trata la mentalidad tecnocéntrica de los desarrollistas de software quienes no entienden a los usuarios futuros.”24 Y, finalmente, tal como lo indica la siguiente sección, tanto el método Lean startup como los experimentos de J-PAL están definitivamente informados por las promesas de desarrollo de la economía conductual.

Empuje empresarial

La economía conductual y, de manera más general, las ciencias conductuales han tenido una larga y tensa relación con la tecnología digital. El nacimiento de la computación moderna y el deseo de modelar e influenciar la conducta social a través de algoritmos predictivos están inextricablemente vinculados a la tortuosa historia de experimentos que vienen desde las ciencias de la Guerra Fría hasta la firma consultora Cambridge Analytica.25 Los conductistas reconocen que el supuesto clave de la economía neoclásica, una toma de decisiones racional e individual, es una ficción y que la vida económica lidia con prejuicios sociales y cognitivos. Entender y medir estos prejuicios, y con ello, actuar según los mismos, son actividades fundamentales para crear mercados rentables. Y con la tecnología digital que ofrece valiosa información sin precedente respecto a cómo se comportan las denominadas poblaciones objetivo, modelar el comportamiento humano ya no es un sueño muy distante.

Un camino específico a través del cual la economía conductual ha logrado llegar a Silicon Valley es la aplicación de la denominada teoría del empujón empresarial al diseño y desarrollo de productos y servicios digitales.26 Popularizada por Richard Thaler y Cass Sustein,27 la teoría del empujón es una aplicación práctica del conductismo para efectuar cambios en los patrones sociales e individuales, no a través de la imposición, sino a través de correcciones en la “arquitectura de elección”, ya sea en la comercialización como en la elaboración de políticas respecto al consumidor. La teoría del empujón está alineada en muchas maneras, con los ecos de la ideología californiana. No solo se predica sobre una base de ideales libertarios similares, sino que también, es fundamentalmente un método de soluciones tecnológicas. No es de sorprenderse, que la teoría del empujón tenga a muchas personas apoyándola en Silicon Valley y ha encontrado aplicaciones mucho más allá del imperativo de atraer clientes. Por ejemplo, el libro de seguimiento de Ries después de The Lean Startup, The Startup Way,28 es un manual para compañías tecnológicas grandes para impulsar la toma de decisiones como una práctica organizacional interna.

Finalmente, al igual que con el método Lean startup, esta versión californiana de la teoría del empujón también se ha trasladado aparentemente a la esfera distante del desarrollo africano. Un punto de inflexión fue el Informe de desarrollo mundial 2015 del Banco Mundial: Mente, sociedad y conducta.29 En el informe, el banco toma en cuenta sus muchos años de resultados sub-óptimos en programas antipobreza y argumenta que se pueden diseñar mejores intervenciones a través de una visión más sutil de la conducta humana, menos economía neoclásica, más teoría del empujón, afirman los autores del informe. Después de todo, “la economía conductual revela que: . Las personas pobres cometen errores que terminan convirtiéndolos en más pobres, enfermos y menos felices”30 y, por lo tanto, hacer ajustes menores que alteren la arquitectura de la elección es una estrategia efectiva para ayudar a que los pobres se ayuden a sí mismos. No de manera incidental, esta teoría plantea que estos pequeños ajustes, así como también su efectividad, pueden medirse y supervisarse a través de pruebas de control aleatorias al igual que aquellas apoyadas por J-PAL, incluso mejor si los ajustes tienen un componente digital, ya que la información se vuelve más fácil de capturar.

Como resultado, han proliferado en África una plétora de experimentos inspirados en la teoría del empujón.31 Al combinar los valores basados en la evidencia de las pruebas antipobreza aleatorias con fe en el poder de emancipación de la tecnología digital, estos experimentos han cambiado las prácticas de desarrollo hacia un convencimiento conductual. Y por supuesto, esto no está limitado solamente a ayuda humanitaria. También, la teoría del empujón informa cada vez más los modelos de negocios de emprendimientos tecnológicos que, al prometer tratar temas medioambientales y sociales, buscan acceder al camino de financiamiento de desarrollo como un trampolín a más inversiones de capital de riesgo sostenidas.

Por ejemplo, mis colegas en Ciudad del Cabo, Kigali y Nairobi y yo observamos el despliegue de técnicas de promoción en la implementación de plataformas de taxis-motos, una actividad económica crucial en todas las ciudades africanas.32 Los operadores de taxis-motos (denominados conductores) ofrecen una solución para el movimiento de personas y productos a falta de un transporte público y más operarios logísticos esenciales (véase la figura 2).33 Un caso de estudio de referencia es el uso de tecnologías de pago por el uso (o pay-go) en la financiación de la transición a bicicletas eléctricas. Las bicicletas eléctricas (o las baterías que las alimentan) son activos costosos, y los conductores en el África urbana rara vez tienen un capital suficiente para adquirir estos vehículos costosos o para readaptar los que ya tienen. Tampoco tienen acceso a las formas tradicionales de financiamiento de activos, ya que obtener un préstamo exige calificaciones de crédito e ingresos estables, ninguno de los cuales se encuentra comúnmente disponibles a trabajadores informales como conductores de motocicletas y taxis. Por estas razones, existe un número siempre creciente de emprendimientos que aplican dispositivos pay-go a vehículos eléctricos. A través de estos sistemas, los conductores restituyen el pago por sus bicicletas eléctricas en pequeñas cuotas diarias. Sin un pago diario, la bicicleta ni siquiera se enciende: los usuarios son motivados a ahorrar cuidadosamente, todos los días, al igual que el famoso medidor de centavos en la ranura que tenía clases trabajadoras en el Oeste al inicio del siglo veinte.34 Y los empujes no terminan aquí. Después de todo, las tecnologías Pay-go, son dispositivos del Internet de las cosas que pueden controlar muchos otros aspectos del comportamiento de los conductores. Estos emprendimientos motivan a los conductores a respetar los límites de velocidad, utilizar cascos, trabajar cierto número de horas y mantenerse dentro de ciertos límites geográficos, entre otras conductas, en un intento general en eliminar el riesgo de una transición a movilidad ecológica (aunque esta transición no está libre de contradicciones).35

Viendo un poco más allá, por un momento, los muchos problemas relacionados con las tecnologías pay-go (que con frecuencia resultan ser esquemas de créditos leoninos), estos emprendimientos también demuestran definitivamente lo invasivo de los experimentos infundidos por la ideología a través de lo cual los emprendimientos en África crean entornos ricos en información para generar ingresos, mejorando al mismo tiempo, y de manera intencionada, las industrias existentes, descarbonizando las economías urbanas y tratando temas de pobreza. Los esquemas “Pay-go” para taxis-motos ecológicos son, en mi lectura, un ejemplo definitivo de “solucionismo” de la ideología californiana en África: una precipitación a experimentos digitales que expone problemas de desarrollo como oportunidades de emprendimientos rentables y vuelven a exponer el mundo de desarrollo anterior no como un destino de transferencia de tecnología, sino como un laboratorio viviente de innovación.36

Figura 2. Conductores de taxis-motos esperando su siguiente viaje en Nairobi, Kenia. (Foto del autor).

Pensar a través de la circulación de ideas

Este ensayo ha examinado cómo ciertas ideas y modelos de cambio social, informados por un optimismo tecnológico inspirado por California, alcanzan el mundo de desarrollo y antipobreza en África. Estas ideas se basan en la creencia de que la innovación, emprendimiento e incluso la misma tecnología pueden arreglar las fracturas de un mundo desgarrado por la injusticia colonial y relaciones de desigualdad del poder económico. Finalmente, incluso cuando o si los observadores son críticos de algunos de sus supuestos, las teorías administrativas y conductuales también tienen vida por sí solas, circulando y siendo transformadas a medida que son aplicadas y experimentadas. Se forman nuevas relaciones entre lugares, nuevas alianzas y gramática compartida de estas movilidades. En cambio, yo argumentaría que estas conexiones ofrecen un vehículo para pensar respecto al entramado inextricable de relaciones que ya existen entre geografías que parecen no tener mucho que ver la una con la otra. Más importante aún, estos vínculos existentes son también una vía para que los investigadores, planificadores de políticas, consultores, activistas, empresarios y otros observadores reflejen de manera propositiva respecto a los intereses y las posibilidades de estas conexiones.

Reconocimientos

Una pequeña parte de este ensayo ha aparecido en otro documento y se ha readaptado para este ensayo. Gracias, Liza Cirolia y Ian Klaus, por leer y pensar en conjunto.

Notas

1 Richard Barbrook y Andy Cameron, “La ideología californiana,” La ciencia como una cultura 6, no. 1 (1996): 44–72, accesible en https://www.metamute.org/editorial/articles/californian-ideology.

2 Julia Elyachar, “Empowerment Money: El Banco Mundial, organizaciones no gubernamentales y el valor de la cultura en Egipto,” Cultura pública 14, no. 3 (2002): 493–513.

3 James Ferguson, La máquina antipolítica: “Desarrollo,” Despolitización y poder burocrático en Lesoto (Prensa de University of Minnesota, 1994).

4 Plan de acción de Lagos para el desarrollo económico de África, 1980-2000, Organización de Unidad Africana, 1980 https://web.archive.org/web/20070106003042/http://uneca.org/itca/ariportal/docs/lagos_plan.PDF.

5 Desarrollo acelerado en el África Subsahariana: Una agenda para la acción (Washington, DC: Grupo del Banco Mundial), https://documents.worldbank.org/en/publication/documents-reports/documentdetail/702471468768312009/accelerated-development-in-sub-saharan-africa-an-agenda-for-action.

6 Ben Fine, “El estado evolutivo ha muerto - ¿Que viva el capital social?," Desarrollo y cambio 30, no. 1 (1999): 1–19, https://doi.org/10.1111/1467-7660.00105.

7 Ananya Roy, “Sujetos de riesgo: Tecnologías de género en la elaboración de la modernidad del milenio,” Cultura pública 24, no. 1 (2012): 131–155, https://doi.org/10.1215/08992363-1498001.

8 Catherine Dolan y Dinah Rajak, “Futuros especulativos en el fondo de la pirámide,” Boletín del Instituto Antropológico Real 24, no. 2 (2018): 236, https://doi.org/10.1111/1467-9655.12808.

9 AnnaLee Saxenian, “Redes regionales y el resurgimiento de Silicon Valley,” Revisión Administrativa de California 33, no. 1 (1990): 89–112, https://doi.org/10.2307/41166640.

10 Barbrook y Cameron, “La ideología californiana.”

11 Evgeny Morozov, Para guardar todo, haga clic aquí: La locura del solucionismo tecnológico (PublicAffairs, 2014).

12 Bethlehem Feleke, “Google lanza servicio de internet activado por globos en Kenia,” CNN, 8 de julio, 2020, https://edition.cnn.com/2020/07/08/africa/google-kenya-balloons/index.html.

13 Andrea Pollio, “Aceleración, desarrollo y tecnocapitalismo en Silicon Cape de África,” Economy and Society 51, no. 1 (2022): 46–70, https://doi.org/10.1080/03085147.2021.1968675.

14 Para excepciones, véase Maria T. Brouwer, “Weber, Schumpeter y Knight sobre emprendimiento y desarrollo económico," Boletín de economía evolutiva 12 (2002): 83–105, https://doi.org/10.1007/s00191-002-0104-1.

15 Nigel Thrift, Conociendo el capitalismo (Thousand Oaks: SAGE, 2005).

16 Este programa se puede encontrar en https://laptop.org.

17 Stephen J. Collier, Jamie Cross, Peter Redfield y Alice Street, “Dispositivos de desarrollo pequeños/productos humanitarios” Limn 9 (2017).

18 Ruth Wilson Gilmore, Golden Gulag: Prisiones, superávits, crisis y oposición en la California globalizada (Berkeley: Prensa de University of California, 2007).

19 Mariana Mazzucato, El estado empresarial: Refutando los mitos del sector público versus el privado (Penguin Books, 2024).

20 Eric Reis, El método Lean Startup (New York: Crown Business, 2011), 18.

21 Pollio, “Acceleration.”

22 Esther Duflo y Abhijit Banerjee, Economía pobre (New York: Public Affairs, 2011), 4.

23 Andrea Pollio, “Lectura de errores de desarrollo: Expertos y experimentos en la parte inferior de la pirámide en Ciudad del Cabo,” Third World Quarterly 42, no. 12 (2021): 2974–2992, https://doi.org/10.1080/01436597.2021.1983425. Por supuesto, la idea de que se pueden lograr un ingreso y un bien social a la vez tiene distinta genealogías, incluyendo el pensamiento de Adam Smith en La teoría de los sentimientos morales.

24 Pollio, “Aceleración, desarrollo y tecnocapitalismo en Silicon Cape de África.”.

25 Jill Lepore, Si/Entonces: Cómo Simulmatics Corporation inventó el futuro (Liveright Publishing, 2020).

26 Elif Buse Doyuran, “El empujón va a Silicon Valley: Diseño para los desconectados e irracionales,” Boletín de economía cultural (2023): 1–19, https://doi.org/10.1080/17530350.2023.2261485.

27 Richard H. Thaler y Cass R. Sunstein, Empujón: Mejorar las decisiones acerca de la salud, bienestar y felicidad (New Haven: Prensa de Yale University, 2008).

28 Eric Ries, El método del emprendimiento: Cómo las compañías modernas utilizan el manejo del emprendimiento para transformar la cultura y conducir a un crecimiento de largo plazo (New York: Currency, 2017).

29 World Development Report 2015: Mente, sociedad y conducta (Washington DC: El Banco Mundial, 2014), https://www.worldbank.org/en/publication/wdr2015.

30 Christian Berndt y Marc Boeckler, “¡Compórtese sur mundial! Economía, experimentos y evidencia,” Geoforum 70 (2016): 22–24, https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2016.01.005.

31 Kevin P. Donovan, “El surgimiento de los randomistas: En el giro experimental de la ayuda internacional,” Economía y sociedad 47, no. 1 (2018): 27–58, https://doi.org/10.1080/03085147.2018.1432153.

32 Liza Rose Cirolia, Rike Sitas, Andrea Pollio, Alexis Gatoni Sebarenzi y Prince K. Guma, “Silicon Savannahs y Taxi-motos: Una perspectiva del sur en cuanto a las fronteras del urbanismo,” Entorno y planificación A: Economía y espacio 55, no. 8 (2023): 1989–2008, https://doi.org/10.1177/0308518X231170193.

33 Andrea Pollio, Liza Rose Cirolia y Jack Ong'iro Odeo, “Sutura algorítmica: Plataformas, motocicletas y la “Última milla” en África urbana,” Boletín Internacional de Investigación Urbana y Regional 47, no. 6 (2023): 957–974, https://doi.org/10.1111/1468-2427.13200.

34 Antina Von Schnitzler, “Tecnologías de viajes: Infraestructura, regímenes éticos y la materialidad de la política en el Sur de África,” Antropología cultural 28, no. 4 (2013): 670–693, https://doi.org/10.1111/cuan.12032.

35 Rike Sitas, Liza R. Cirolia, Andrea Pollio, Jack O. Odeo, Alexis Gatoni Sebarenzi y Alicia Fortuin, Política de plataforma y Silicon Savannahs: Fintech y la motocicleta en plataforma: Especulación en cuanto a las economías de movilidad ordinarias en África urbana (Ciudad del Cabo: Centro Africano para las Ciudades, University of Cape Town, 2023).

36 Adam Moe Fejerskov, El laboratorio global: Desigualdad, tecnología y el movimiento experimental (Prensa de Oxford University, 2022).

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